Los paraisos artificiales

Ayer empecé a leer un libro, Historia de una pasión argentina, simplemente para sentirme más cercano a ti. Sumergido en sus páginas, describiendo tu país, sus gentes, Buenos Aires, mi imaginación vuela. Fantaseo con dos viajeros. Uno vuelve a casa, su tez es clara, su cabello rubio, sus labios carnosos y sensuales, los ojos azules color agua paradisíaca, su nariz respingona, propia de las travesuras de un alma de Peter Pan…su acompañante, el otro (ella lo ocupa todo), desprende luz, creo que siente la conformidad y el bienestar del que cumple un sueño.
El libro tiene su encanto gracias a ti, gracias a la ilusión que me despiertas. Su prosa es demasiado filosófica, se sumerge en demasía en los apetitos intelectuales del autor, en sus luchas metafísicas. Su trastienda por el contrario me encandila, siempre llena de gente, gente como tú y como yo, gente inminentemente pasional.
La vida es pasión, tú eres pasión, te busco con pasión. Todas las tardes ojeo tu blog buscando una luz en verde que me indique que el miedo ha desaparecido, que me advierta que has salido de la trinchera para buscarme, unas veces en el reflejo de los charcos, otras, en la espalda de cualquiera que se esté atando los cordones...

Pd:Es una pena que no consiga sacarte de alli, ese maldito agujero que comunica directamente con el pasado...

This entry was posted on viernes, diciembre 29, 2006 at 5:25 p. m.. You can skip to the end and leave a response.